Ninguno de los médicos que le trataron en vida
supo cómo producía ese sonido tan característico. Algunos de ellos auguraban
una terrible enfermedad derivada de ese problema,
otros que era una simple habilidad digna de estudio, pero cada vez que iba a
visitarles sólo obtenían de él una cortés sonrisa.
Cuando llegó el momento de su muerte, las más
prestigiosas universidades de EEUU se rifaron el cuerpo, pero tanto la familia
por respeto, como Fidel en defensa del patrimonio cubano, hicieron todo lo
posible para que descansara en paz. El caso llegó
a oídos del mismísimo George Bush que de no ser por la Guerra de Irak lo
hubiera convertido en cuestión de estado.
Un buen día comiendo habas con frijoles hallé
la respuesta. Tras un rato en el baño, emití por la boca el sonido
característico de un pedo y me dije a mí mismo que iba a hacerme famoso. ¿Cómo
no había caído antes en la cuenta? Tanto Anaxímenes como Bob Dylan tenían
razón, la respuesta está en el viento.
Héctor Manuel
Asensio. 22 de marzo de 2013
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